Cómo sanar nuestro ser integral: mente, cuerpo y emociones
Trabajar nuestros traumas y situaciones difíciles de nuestra vida de forma integral es fundamental. Si lo hacemos conseguiremos seguir adelante con los aprendizajes obtenidos de la experiencia y dejar de repetir patrones. Somos un todo mente, cuerpo y emociones y debemos trabajar esos tres aspectos de forma integral para conseguirlo. SANAR MENTE CUERPO Y EMOCIONES
Como coach, a veces he sentido que me faltaban herramientas porque aunque mis clientes entendían el problema que les llevaba a la infelicidad o qué comportamientos les estaban saboteando, el solo hecho de saberlo, no les ayudaba a cambiar.
SANAR MENTE CUERPO Y EMOCIONES

¿Cómo funciona nuestro inconsciente?
Es importante saber qué nos ocurre a nivel mental, pero somos un todo integral entre mente, cuerpo y emociones que de forma indivisible lidera nuestras decisiones de forma consciente e inconsciente y, por tanto, nuestra vida.
Todos hemos ido almacenando experiencias vitales para aprender de ellas y del entorno. El objetivo de este “almacenamiento” es evitarnos volver a vivir experiencias desagradables o dolorosas. Este es un objetivo imposible, ya que es la vida es imprevisible y las experiencias que nos traen dolor son inevitables.
Para protegernos, nuestro sistema nervioso el que se encarga de enviarnos los mensajes que cree necesitamos para que evitemos las amenazas que percibe. Lo hace a través de las sensaciones físicas, las emociones y la intuición.
A veces sentimos que algo no va bien o que una persona no es de fiar. Ese mensaje viene de nuestra intuición. Lo normal es que no hagamos caso y sigamos adelante, porque no tenemos una explicación racional. Pero esta voz interior es muy evidente y todos la hemos experimentado alguna vez.
Esta voz, esta sensación profunda, muchas veces desafía a nuestra mente. Como sociedad, hemos aprendido a confiar en lo que vemos, en lo que sabemos y en lo que los otros nos dicen (padres, amigos, la televisión…). Vivimos operando bajo creencias y premisas que nos dan cierta sensación de seguridad, aunque si las miramos con un poco de detenimiento nos daremos cuenta de que no son reales.
En realidad, necesitamos tener esa sensación de certeza y cuando algo la desafía sentimos miedo, estrés y ansiedad. Es entonces cuando nos agarramos a viejos patrones que nos calman por un momento, pero que no nos dan información veraz.
En lo más profundo de nuestro ser tenemos miedo a la vida y necesitamos agarrarnos a esas certezas. La vida golpea, gira, nos da y nos quita sin lógica alguna. Los buenos pierden y los malos ganan. Y no, no todo pasa por algo, pero todo lo que pasa podemos aprender pero no debemos condicionar nuestro futuro con nuestras experiencias pasadas. Para vivir respondiendo, en lugar de reaccionando, de forma adecuada, debemos aprender a discernir en el presente la acción que más nos conviene en cada caso.
SANAR MENTE CUERPO Y EMOCIONES
¿Y cuando no tenemos información suficiente? Entonces es mejor confiar en nuestra intuición.
El sistema de exploración y el sistema de supervivencia
El 98% de las decisiones que tomamos, son inconscientes. Nuestro cerebro está diseñado para decidir rápidamente, mucho más rápidamente de lo que nuestra mente consciente es capaz. Después racionalizamos las decisiones que hemos tomado previamente (aunque no lo sepamos).
La parte inconsciente de nuestra mente es la realmente eficiente y la que dirige nuestras vidas sin que nos demos cuenta. Toma en cuenta información que no sabemos que hemos registrado y pasa por filtros que desafían la razón. Por eso decimos que tenemos “corazonadas” o que sabemos algo desde nuestras “entrañas”. Todos hemos tenido experiencias de ese tipo.
Ahora se sabe, gracias a la neurociencia y al doctor Michael D. Gerson, en 1999, que sistema digestivo es un cerebro en sí mismo con neuro receptores específicos que recogen información del entorno.
Por su parte, la actividad del corazón y su conexión emocional con nuestro organismo facilita que tomemos decisiones más acertadas para las que solamente tenemos como referencia experiencias previas y como nos hicieron sentir en su momento.
SANAR MENTE CUERPO Y EMOCIONES
El sistema de exploración y el sistema de supervivencia
Para garantizar nuestra continuidad como especie, desarrollamos dos sistemas básicos: el de supervivencia y el de exploración. El primero nos sirve para preservar la vida, mientras que el segundo nos sirve para adaptarnos al entorno, en última instancia para garantizar nuestra supervivencia pero más a medio y largo plazo.
El sistema de supervivencia nos ayuda a través del miedo y cuando se pone en marcha, desactiva el sistema de exploración. Es por eso que los niños en ambientes de alto estrés frenan o retardan su desarrollo.
Solamente si nuestro organismo se siente seguro será capaz de dejarnos decidir y actuar de acuerdo a las demandas del entorno. Es por este motivo por el que cuando sentimos una amenaza como cuando alguien nos grita o vemos que el coche que viene en sentido contrario ha invadido nuestro carril, tomamos decisiones inmediatas e inconscientes -que no hemos pensado racionalmente- Esta es una forma mucho más eficiente para garantizar nuestra supervivencia.
Además, para prevenir situaciones similares en el futuro, el sistema genera una impronta, que es como una referencia interna que asocia directamente con la situación peligrosa. Cuando se trata de un camión que está a punto de atropellarnos, esta reacción puede salvarnos la vida.
Otras veces, esa impronta en lugar de protegernos nos deja más desprotegidos. Por ejemplo, supongamos que la amenaza fue que nuestro padre nos gritó para que no nos cayéramos por la ventana y esto nos hizo bloquearnos, con lo que la estrategia de nuestro padre tuvo éxito.
Pero es posible que esto haya creado una impronta en nosotros y que, en el futuro, cuando una figura de autoridad nos grite o nos abrume de alguna forma, la respuesta automática de nuestros sistema vuela a ser el bloqueo. Y es posible que esta respuesta de bloqueo no sea la más apropiada en ese caso. Lo sabemos porque luego nos lamentamos de no haber puesto un límite o habernos defendido de forma firme y amable.
Otras improntas inconscientes no se crearon a través de situaciones traumáticas, sino por repetición. Estas nos llegaron a través de valores sociales y familiares, como formas aceptadas de comportamiento que nos fueron transmitidas como verdades absolutas.
Estos valores normalmente fueron útiles en un determinado momento, para un género o una personalidad concreta, pero no son universalmente válidos. Estos valores pudieron ser del tipo “las mujeres son más débiles” o “a los mayores (figuras de autoridad) no se les contesta” o “los adultos tienen razón y lo que yo siento no vale”.
Si estos mensajes fueron repetidos o actuados de forma sistemática o si en algún momento funcionaron, es posible que se hayan quedado con nosotros de forma inconsciente y ahora dirijan nuestra vida sin que nos demos cuenta.

Los 3 niveles de sanación emocional
Para que estas improntas dejen de manejar nuestra vida y podamos elegir en cada momento qué acción es la que nos ayuda más en cada momento, debemos desactivarlas en los tres niveles en los que se dan: mental, emocional y físico.
El nivel mental
Nuestra mente consciente es capaz de utilizar las experiencias del pasado para proyectar posibles resultados de una acción en el futuro. Y hasta ahí llega. Las proyecciones que nuestra mente puede hacer cuentan con una parte muy pequeña de la información: sabe lo que sabe pero los múltiples factores externos y futuros escapan totalmente a su control.
Pero, aunque esto sea así, saber qué pasó es importante. En primer lugar porque no saber nos mantiene en un estado de inquietud y estrés inconsciente. Y en segundo lugar porque podemos tener ideas equivocadas de como ocurrieron experiencias pasadas en nuestra vida, generando dentro de nosotras una incongruencia interna que puede causar mucho malestar psicológico.
Entender qué pasó, cómo y de qué forma nos afectó puede darnos cierta paz interior, pero no tiene el poder de cambiar nuestros comportamientos inconscientes ni nuestra respuesta emocional.
El nivel emocional
Las emociones son transmisoras de información. Nos dicen si algo está bien o está mal para nosotros y nos mueven a la acción. Los dos movimientos básicos son: de aversión (no me gusta y me aparto) o de avidez (lo deseo, quiero más de esto).
Son respuestas totalmente irracionales que nos ayudan a protegernos y a saber qué está bien para nosotras. Ni buenas ni malas, el problema con las emociones es que no las controlamos. No decidimos si un hecho nos enfadará o nos podrá tristes o neutral hasta que realmente pasa. Intentamos racionalizarlas basándonos en experiencias previas o lo que está socialmente aceptado. Es entonces cuando las denominamos “positivas” o “negativas” cuando, en realidad, no lo son.
Las emociones son información, pero si nos dejamos llevar por ellas es cuando nos afectan positivamente o negativamente.
El nivel corporal
Las emociones se manifiestan en el cuerpo. Sentimos como se nos encoge el corazón, como se nos eriza el bello o sentimos una punzada en el estomago. Pero a veces, cuando negamos una emoción repetidamente, el sistema encuentra otra vía de comunicación a través del cuerpo. Por eso nos ponemos enfermos cuando tenemos un reto importante por delante, como una cita de trabajo, o el cuerpo se nos descompone ante una mala noticias, o tenemos ataques de ansiedad ante circunstancias que nos parecen que no son para tanto.
Estas manifestaciones físicas pueden hacerse crónicas, descompensando el cuerpo. Y si no sabemos leer qué vienen a decirnos, pueden convertirse en enfermedades crónicas o auto inmunes. Un pionero en este ámbito es el Doctor Bessel van der Kolk que con su libro El cuerpo lleva la cuenta, nos da detalles de sus investigaciones clínicas, hoy totalmente aceptadas.
¿Cómo podemos sanar de forma integral una experiencia traumática?
Para sanar las experiencias traumáticas de la vida es necesario integrarlas y para eso, es necesario hacerlo a estos tres niveles: mental, físico y emocional.
No es suficiente saber pero tenemos que hacernos conscientes de los patrones y personas que repetimos y nos causan daño. Tenemos que comprender el mensaje que nos traen las emociones fuertes sin dejarnos abrumar por ellas y ahí tenemos que desarrollar la consciencia corporal que nos ayudará a leer las señales para cada vez tengan menos poder sobre nosotras.
Además del trabajo psicológico, es fundamental incluir en nuestro día a día herramientas que nos ayuden a traer a la consciencia esos comportamientos inconscientes para que dejen de tener el control sobre nuestras vidas.
La meditación es una de estas herramientas. Es fundamental para poder tomar consciencia sobre nuestros pensamientos, emociones y sensaciones físicas sin dejarnos llevar por ellas, pero la meditación tradicional no es para todo el mundo.
Existen otro tipo de meditaciones y prácticas que nos pueden ayudar detectar y desactivar estos patrones inconscientes. En mi caso, el Tantra es una de las disciplinas que más me han ayudado a realizar esta integración de las diferentes situaciones dolorosas en mi vida. El Tantra es especialmente útil porque sus prácticas tienen en cuenta el cuerpo, los deseos, los impulsos, la mente y las emociones. Gracias a hacer consciente lo que pasa dentro de nosotros también nos entrenamos para detectar nuestros resortes internos que toman el control y no nos dejan ser nuestra mejor versión.
Puedes ver más de cómo el tantra te puede ayudar a mejorar tu vida en esta entrada de mi blog
Espero que esta información te haya sido de utilidad.
Suscríbete y descarga tu meditación gratuita
8 minutos para volver a tu centro
SANAR MENTE CUERPO Y EMOCIONES
Otras entradas del blog
-
CÓMO SÉ SI NECESITO AYUDA CON MI RELACIÓN DE PAREJA
-
LOS 3 NIVELES DE SANACIÓN EMOCIONAL
-
COMO TU SOMBRA AFECTA TU VIDA, SIN QUE TE DES CUENTA
-
CÓMO PUEDE AYUDARTE EL TANTRA A TRANSFORMAR TU VIDA